Esta tendencia importada de Corea, que consiste en aplicar varias mascarillas al mismo tiempo en diferentes zonas del rostro (al estilo camuflaje) para satisfacer todas las necesidades de la piel, permite personalizar el ritual de belleza. La constatación inicial: la piel no tiene las mismas necesidades en todo el rostro. La solución: aplicar varias mascarillas destinadas a diferentes zonas (por ejemplo, purificante en el mentón, las aletas de la nariz y la frente + antiedad en las mejillas y el cuello + calmante y refrescante en el contorno de ojos). Evidentemente, las posibilidades son infinitas…