La jabonera, una hierba perenne que crece en las riberas de los ríos, en las zanjas o entre bosques y matorrales, es una planta hermafrodita polinizada por las mariposas de flores blancas o rosadas y fragantes. Los antiguos utilizaban las hojas y los rizomas, que tienen propiedades detergentes y emulsionantes gracias a su alto contenido en saponinas, para limpiar los tejidos de lana, así como blanquear hilos y encajes. De ella, se puede obtener jabón hirviendo toda la planta (pero especialmente el rizoma) en agua. Los médicos árabes de la Edad Media recomendaban la jabonera para combatir la sarna, la lepra o las úlceras. Antes que ellos, los romanos ya habían reconocido estas virtudes, a las que además se le añadía su carácter depurativo. En el siglo XIV, santa Hildegarda recomendaba la jabonera para los trastornos oculares, los acúfenos, las afecciones del pecho y las úlceras internas. En los siglos posteriores, muchos médicos la alabaron como remedio para la gota, el reumatismo y los accidentes sifilíticos.
Beneficios para la piel Extracto de jabonera
Tradicionalmente, el extracto de jabonera, rico en tensioactivos naturales, ha destacado por sus propiedades detergentes y emulsionantes gracias a su alto contenido en saponinas, por lo que resulta ideal para la limpieza de la piel.